Al finalizar la temporada 1984/85, los directivos preguntaron al mítico entrenador de la Real Sociedad Alberto Ormaetxea acerca de la planificación de la plantilla para la temporada siguiente, a lo que este respondió que pretendía continuar con el mismo grupo. Ese grupo había sido subcampeón de liga en la temporada 79/80 y campeón en la 80/81 y 81/82 respectivamente, con un bloque conformado por jugadores de la cantera de gran nivel, como Arconada, Zamora, Satrústegui, Kortabarria o López Ufarte. Pero, tras los éxitos y grandes temporadas de unos años atrás y aunque siguieron haciendo buenas clasificaciones, los directivos consideraron que era hora de cambiar cosas y decidieron prescindir del hombre que les había llevado a la gloria.
En un principio, los candidatos para el cargo iban a ser el británico John Hollins y el escocés Billy McNeill, pero tras no poder hacerse con los servicios de ninguno, les fue recomendado un joven galés, ex delantero del Liverpool, que estaba entrenando al Sporting de Portugal y que había logrado ascender al Swansea (el equipo de su ciudad natal) desde Cuarta División a Primera en cuatro años, siendo entrenador-jugador. El joven se llamaba John Benjamin Toshack. En aquella época, la Real Sociedad todavía seguía una política de club muy similar a la del Athletic de Bilbao, por lo que su plantilla estaba compuesta solamente por jugadores vascos, principalmente guipuzcoanos, y provenientes de su magnífica cantera. Aunque, eso sí, conservaba todavía en plenitud a los jugadores más importantes del bloque campeón de liga, a excepción del goleador Satrústegui, quien pese a permanecer en la plantilla esa primera temporada de Toshack, nunca había vuelto a ser el mismo después de la grave lesión que sufrió en 1982, y algún otro veterano, como Celayeta.
Los comienzos no fueron fáciles para el nuevo técnico: entrenador extranjero, que no hablaba el idioma, sin apenas experiencia fuera de Gran Bretaña, un club con una peculiar idiosincrasia, la herencia de un equipo campeón, la sombra de un gran entrenador de la tierra, una plantilla que ya había ganado cosas importantes, etc. El galés no tenía las cosas demasiado a favor y se le empezaron a complicar bastante más ya desde la primera jornada de liga de la temporada 1985/86, la de su debut: su gran portero, capitán y estrella, Luis Arconada, se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco, por lo que se iba a perder prácticamente toda la temporada. Los resultados fueron muy irregulares durante la primera vuelta y, a todo ello, se le sumó alguna que otra polémica, como el día que Toshack, tras perder ante el Oviedo (entonces en Segunda) un partido de Copa, hizo a su expedición volver a San Sebastián a las 4.30 de la mañana, para ponerse a entrenar a las 11 en Zubieta. Buena parte de la afición no lo entendió, hasta que el entrenador, muy hábil e ingenioso siempre, se justificó diciendo que pretendía dar una lección a los jugadores y demostrarles que había numerosos aficionados que también se levantaban a esas horas y que trabajaban duro.
La idea inicial de John Toshack fue la de traer sus métodos de entrenamiento a la Real, basados en los circuitos físicos y en partidos reducidos en los que trabajar aspectos más tácticos. Asimismo, también trató de poner en práctica el clásico 1-4-4-2 británico, pero con un estilo de juego propio, alejado del típico juego de las islas. En ocasiones, también llegó a usar el 1-4-3-3. Sin embargo, tras la lesión de Arconada, percibió que sus centrales titulares, Górriz y Gajate, no ordenaban al equipo desde atrás y que, sin su portero estrella, necesitaba a alguien que fuese su extensión en el campo y que le ayudase a organizar a sus compañeros. Entonces, decidió probar un sistema de juego distinto, que ya había puesto en práctica en el Swansea cuando era entrenador-jugador y que consistía en atrasar a un mediocampista y jugar con una línea de 3 atrás, con dos centrales y un líbero. En Gales fue él mismo quien se situó como defensa libre, para comandar la defensa. En la Real escogió a Juan Antonio Larrañaga, un mediocentro con calidad y muy equilibrado, para ejercer como líder entre Górriz y Gajate e iniciar el juego desde atrás. Por lo tanto, adaptó al equipo a un novedoso 1-3-3-3-1 de características bastante ofensivas. La formación disponía a un guardameta, tres líneas de tres jugadores más un delantero arriba.
Las posiciones del “sistema Toshack” estaban cubiertas por: un portero ágil y seguro; tres defensas que marcaban en zona, casi siempre con la disposición de un líbero y dos centrales (aunque en alguna ocasión también dispuso dos líberos y un central); dos laterales largos o carrileros; un mediocentro defensivo; tres mediapuntas, uno en el centro y dos en los lados, que podían ir por dentro o por fuera; y un delantero centro rematador o uno más móvil. Si bien las señas del estilo de juego británico se intuían en el orden y la intensidad en defensa y en fase ofensiva con algo de juego directo (aunque como alternativa), su juego de ataque se basaba en una gran capacidad tanto para el contraataque como para generar buenos ataques elaborados y veloces. Actualmente, podría tener alguna semejanza con el estilo de los equipos de Jürgen Klopp, aunque sin una presión tan fuerte tras pérdida de balón. Un fútbol alegre y vistoso que, cuando la Real Sociedad empezó a interpretar correctamente, le convirtió en un conjunto muy peligroso, que hizo buenas temporadas con plantillas muy humildes y repletas de canteranos, y que generó muchos problemas a los equipos grandes, sobre todo en su estadio, Atocha.
Además, Toshack demostró tres cosas, principalmente: ser un gran estratega, tener muy buen ojo para hacer debutar y potenciar a los jugadores jóvenes y saber adaptar y convencer a los veteranos para dar lo mejor de sí mismos. Con respecto a la primera, siempre se caracterizó por estudiar muy bien a los rivales y buscar a los jugadores oportunos para enfrentar a sus rivales, siempre sin perder su estilo. Por ejemplo, en la delantera se alternaban: Loren si buscaba un nueve más fijo, Bakero si quería un delantero con movilidad o, incluso, Fuentes si buscaba velocidad. En cuanto a los jugadores jóvenes que debutaron o crecieron con el galés en el banquillo, se encuentran nombres muy conocidos, como: Elduayen, López Rekarte, José Mari Bakero, Txiki Begiristain, Jon Andoni Goikoetxea, Loren, Uría, Fuentes o Mikel Lasa. Y, en lo que respecta a los veteranos, jugadores muy importantes en la liga española y bicampeones de liga unos años antes con Ormaetxea, como eran Arconada, Górriz, Gajate, Zamora, Uralde o López Ufarte, supo convencerlos y adecuarlos a su nuevo estilo y sistema para que volviesen a dar su mejor rendimiento en esta, su primera estancia en el club donostiarra.
Así pues, el entrenador británico logró renovar la plantilla de la Real Sociedad y aportar aire fresco en cuanto a ideas, metodología, estilo de juego y cambio generacional. Pero ya no solo en su club, sino que fue uno de los entrenadores que ayudó a traer nuevos conceptos tácticos y de entrenamiento a la Liga Española, creando tendencia con su apuesta futbolística y convirtiéndose en uno de los técnicos más valorados. Su gran trabajo en la Real no pasó desapercibido para los clubes grandes y en la temporada 1989/90 fue fichado al Real Madrid, club con el que ganó la liga de forma brillante en la recordada temporada de los 107 goles a favor. En estas primeras cuatro campañas como entrenador realista, Toshack logró ganar la Copa del Rey en la temporada 1986/87 y un meritorio subcampeonato de Liga y de Copa en la 87/88, tan solo superados por el Real Madrid de la Quinta del Buitre. Años más tarde, volvería al club vasco durante otras dos etapas distintas (de la campaña 91/92 a la 94/95 y de la 2000/01 a la 01/02). Quizá sea por su carácter, gracioso pero áspero, por su facilidad para soltar la lengua públicamente o por no dejarse controlar por nadie, pero nunca se le ha reconocido lo suficiente su aportación al crecimiento del fútbol español. En cambio, se le ha recordado injustamente más por sus polémicas que por sus conocimientos. Toda una personalidad, John Benjamin Toshack.