Tras la reciente eliminación de la Selección Española de fútbol del Mundial de Rusia 2018, muchos periodistas, analistas, entrenadores y aficionados están empezando a decir que se ha acabado la época de éxitos del “juego de toque”, el “fútbol de posesión” o del “tiki-taka”. Sin embargo, a mí me surgen tres preguntas. La primera es si estos conceptos han tenido alguna vez transferencia con un estilo de juego real o son solamente nociones simplistas y generalistas creados por personas que solo tienen un conocimiento superficial del fútbol. En segundo lugar, si alguien realmente piensa que el juego de España en esta Copa del Mundo se ha parecido en algo al estilo ganador que comenzó Luis Aragonés. Y la tercera, si de verdad hay quienes consideran que con los jugadores talentosos que tenemos en España se ganaría más cambiando a un estilo de juego más directo.
Empecemos a analizar la primera cuestión. Toda la vida se ha utilizado el concepto del “juego de toque” sin yo llegar nunca a entender a qué se referían. En teoría, hace referencia a un juego elaborado y combinativo, pero no creo que esta denominación sea muy precisa para un estilo de juego. ¿Acaso un toque no es cualquier contacto que se realiza al balón? Por otra parte, con “fútbol de posesión” se ha querido englobar a todo estilo de juego que utilice una media-alta posesión de balón como medio para lograr la victoria. Pero claro, profundicemos. Equipos con altos niveles de posesión podrían ser desde el Barcelona de Cruyff, el Madrid de la Quinta del Buitre, los equipos de Van Gaal o el Manchester United de Ferguson, al Bayern de Munich de Jupp Heynckes, pasando por el Nápoles de Sarri, el Athletic de Bielsa, el PSG de Emery, cualquier equipo de Guardiola, los conjuntos de Klopp, el Barça de Luis Enrique, la Selección Alemana de Löw, la Selección Española de Luis Aragonés o la de Del Bosque. Cualquiera de ellos podría ser considerado como “fútbol de posesión”. No obstante, aparte de disponer del balón más tiempo que los rivales, ¿sus estilos se parecen en algo? En ciertos matices, pero no en esencia.
En cuanto a la denominación de “tiki-taka”, a mí me resulta demencial que se pueda llamar así a un estilo de juego. Fue un concepto acuñado por el añorado periodista Andrés Montes, en referencia a un juego de pases cortos y veloces, pero no deja de ser un apelativo cariñoso por la forma de jugar de la Selección de Luis Aragonés y, posteriormente, extrapolado como resumen facilón de un estilo de juego complejo. Como expresión periodística está bien. Como referencia a un estilo futbolístico no. Por lo tanto, genéricamente, existen estilos de juego proactivos y dominadores y otros reactivos y que juegan en función del rival. Más específicamente, dentro de cada uno de estos grupos, hay multitud de estilos y variantes. Pero para opinar con argumentos sólidos hay que empezar a dejar atrás las etiquetas reduccionistas y comenzar a profundizar conceptualmente. Volviendo al ejemplo de los equipos nombrados previamente y que podrían asociarse al “fútbol de posesión”, lo ideal sería analizar determinados aspectos: ¿para qué utilizan esa posesión? ¿En qué zonas y demarcaciones del campo se acumulan más pases? ¿Cómo se relacionan sus jugadores con el balón? ¿Qué tipo de juego utilizan como base? ¿Qué ritmo de juego priorizan? ¿Qué tipo de futbolistas predominan? Etc.
La segunda pregunta planteada era si el juego de España en el Mundial 2018 ha tenido algo que ver con el fútbol que proponía la Selección de Luis Aragonés cuando ganaron la Eurocopa 2008. El conjunto del Sabio de Hortaleza priorizaba dominar los partidos, pero su base era muy similar a la del Barça de Cruyff: “tocar cerca y mirar lejos”. Es decir, acumular pases cortos y veloces para atraer y superar rivales y, en cuanto se pudiera, romper las líneas del oponente con pases a la espalda que generasen desequilibrio. Y, todo esto, hecho con calidad, alto ritmo de juego, velocidad a la hora de mover el balón y agresividad en la finalización. Tras esta primera etapa ganadora, Vicente Del Bosque mantuvo parte del legado de Aragonés, sumando cosas del Barça de Guardiola y añadiendo algunas propias, como perder algo de ritmo de juego y agresividad en favor del equilibrio defensivo, con dos mediocentros en lugar de uno y acumulando más la posesión en zonas de inicio de juego que en zonas más avanzadas. Poco a poco, España fue tendiendo hacia un juego de más control y menos desequilibrio, que derivó, sobre todo a partir de salir campeones en la Euro 2012, en un estilo más lento, previsible y con pocas alternativas. De ahí las malas actuaciones en el Mundial 2014 y en la Euro 2016. Entonces llegó Lopetegui y volvió a revitalizar el estilo, practicando un fútbol más similar al de la Selección de Luis Aragonés, más ofensivo y fresco. España llevó a cabo una gran clasificación para el Mundial 2018 y las expectativas de éxito volvieron a aumentar. Los amistosos previos a la gran cita no fueron brillantes, aunque contaron con muchas probaturas.
Más adelante, el vasco fue reemplazado por Fernando Hierro y, aunque este dijo que no iba a tocar nada, no ha ocurrido así. La Selección ha dado, en mi opinión, la peor imagen que yo recuerdo en una competición oficial. Un juego con altísimos índices de posesión, pero en zonas intrascendentes. Con un pésimo juego de posición, lento (exasperante por momentos), altamente previsible, sin ritmo de juego, sin ruptura de líneas, sin desborde, sin atrevimiento, sin factor sorpresa y sin apenas crear ocasiones claras de gol. Por no hablar de la fragilidad defensiva y de las extrañas elecciones de jugadores, con características muy distintas y una mala conjunción dentro de una misma alineación. Por todo ello, es imposible englobar los estilos de juego de Luis Aragonés, Del Bosque, Lopetegui y Hierro como uno mismo, ya que, como hemos comprobado, a pesar de estar basados en dominar los partidos mediante la posesión, la forma de desarrollar su juego y el fin buscado con esa posesión llega a estar en las antípodas entre algunos de ellos. Y es que la posesión no es un estilo de juego, ni un fin en sí misma. Es solamente un medio para intentar buscar la victoria, aunque de muy diversas formas, como hemos evidenciado. Por consiguiente, el estilo ganador que inició Luis Aragonés se ha ido deformando, unas veces para bien y otras para mal, hasta llegar a la casi completa aniquilación en este Mundial. El entrenador propone y los futbolistas elegidos disponen. Mas, para mantener un estilo ganador concreto, hace falta buscar entrenadores que entiendan cómo y por qué se alcanza ese nivel de juego.
“El tiki-taka es una mierda, es un sucedáneo: es pasarse el balón por pasárselo, sin intención ni agresividad” (Pep Guardiola).
Por último, nos encontramos con aquellos que ya pregonan el “fin de ciclo” o la necesidad de un cambio de rumbo en cuanto al estilo de juego que España necesita para poder desarrollar su mejor versión. Esos mismos que criticaban la apuesta de Luis Aragonés antes de la Euro 2008 o que, tras la primera derrota de España en el Mundial 2010 ante Suiza, ya ponían el grito en el cielo. Los mismos que evalúan el rendimiento de la Selección en función de sus resultados y/o filias y fobias, en lugar de por los conocimientos del entrenador y el estilo de juego que propugna, reflejado en el juego desarrollado durante la competición. Estuvimos muchísimos años examinando estilos que potenciaran las virtudes de los mejores jugadores españoles. Luis Aragonés lo encontró, pese a las reticencias de todo el mundo. Se ha ido transformando y/o desfigurando con la llegada de otros seleccionadores, hasta lo de ayer. Y, en lugar de pedir volver a recuperar la esencia de esa idea de juego ideal, ya se está pidiendo desde algunos sectores empezar a cambiarlo todo radicalmente y volver a una travesía por el desierto.
Cuando tuvimos otros seleccionadores que aplicaban otras propuestas, como Clemente o Camacho, se les acusaba de defensivos, de practicar un fútbol demasiado directo, de no ser valientes en sus planteamientos, etc. O sea, que para muchos no es cuestión del estilo, sino de si se gana o no. Les da igual si los mejores futbolistas españoles encajan en un estilo más o menos vistoso si finalmente se vence. Demandan “jugar al toque” y “juego de posesión”, pero también muchos centros al área y colgar balones “a la olla”. Piden elaboración cuidada, pero también correr mucho, sin parar. Exigen más “físico y cojones” que inteligencia a jugadores de talento. Juegan a ser entrenadores y ni siquiera entienden cosas básicas del fútbol, como las que hemos tratado en este texto. Los fracasos exigen autocrítica y análisis profundos, no buscar críticas triviales y continuar en la espiral autodestructiva de un estilo fácil de disfrutar y criticar, pero complejo de entender y desarrollar.
La reflexión última debería ser: ¿el problema reside en el estilo de juego original, ganador y que se adapta perfectamente a las mejores cualidades de los jugadores españoles o en los entrenadores que lo tienen que aplicar y trabajar, pero que no lo entienden ni saben desarrollarlo debidamente? He ahí la clave de todo para saber orientar bien la búsqueda de soluciones adecuadas.