Hay una conocida frase en el ámbito futbolístico que dice que “el fútbol es de los futbolistas”. Y no le falta razón, ya que son quienes juegan y quienes tienen la capacidad de ganar, empatar o perder los partidos. Todos los demás (entrenadores, directivos, aficionados, periodistas, etc.) están a merced de lo que hagan los jugadores. Su rendimiento, nivel de juego, compromiso, trabajo y actitud pueden poner y quitar entrenadores y directivas, llevar a un club a la cima o hundirlo.
También existe otra conocida sentencia que va más allá y asegura que determinados equipos, por la calidad de sus jugadores, “podrían jugar (y ganar) solos”, sin necesidad de entrenador. Así, sin más. Y es fiel reflejo de una extendida creencia de que cualquier persona aficionada al fútbol podría ejercer como entrenador. Nuestro deporte es mundialmente conocido y practicado y, como es divertido de ver y aparentemente sencillo en su objetivo, todo el mundo cree saber acerca de él. Pero, entonces, ¿qué pasa con el entrenador?
SABER DE FÚTBOL
Muchos aficionados y periodistas creen saber mucho de fútbol por haberlo practicado y por haber visto infinitud de partidos durante años y años. No obstante, la realidad es bastante distinta. El fútbol es uno de los deportes más complejos de conocer y analizar, quizás por la cantidad de jugadores que lo juegan y las peculiaridades de sus reglas. Ni todo el mundo sabe de fútbol (por muy aficionados que sean), ni todo el mundo está capacitado para ser entrenador. Es más, ni siquiera todos los que tienen la titulación de entrenador saben de fútbol.
De hecho, hace mucho tiempo, Javier Clemente le preguntó a un periodista que quién era él para hacer esos comentarios, cuando este empezó a cuestionarle alineaciones, sistemas y otros aspectos de su equipo. El periodista le dijo quién era y añadió que llevaba muchos años viendo fútbol. Clemente, riéndose, le respondió que también las vacas de Lezama llevaban toda su vida viendo fútbol y no por ello sabían de este deporte. Es decir, que hacer una cosa durante mucho tiempo no tiene por qué convertirte en un experto.
Para saber de fútbol, además de haber visto muchos partidos durante muchos años, también hay que entender el juego. Saber leerlo e interpretarlo. Conocer por qué ocurren ciertos comportamientos en determinadas circunstancias y por qué no ocurren en otras diferentes. Saber qué sistemas y estilos de juego existen y reconocerlos. Entender los puntos fuertes y débiles de tu equipo para poder desarrollar su propio fútbol, así como los del rival, para poder neutralizarlo y hacerle daño. Saber qué jugadores son complementarios y cuáles no, aparte de las sinergias que se producen entre ellos. Y muchas más cosas.
CUALIDADES E IMPORTANCIA DEL ROL DEL ENTRENADOR
Pero, al mismo tiempo y sumadas a las cualidades anteriores, un buen entrenador también debe saber desarrollar un modelo de juego complejo y reconocible, que tan solo varíe en detalles en función de los equipos a los que entrene; ha de tener una metodología de entrenamiento adaptada al estilo de juego que proponga; debe conocer a sus futbolistas y sus características; tiene que saber alinear a los jugadores más convenientes para cada partido; y, por supuesto, necesita saber liderar un vestuario.
Por lo tanto, el fútbol sigue siendo de los futbolistas, pero estos necesitan un entrenador que sepa transmitirles y trabajarles una idea de juego que les permita ser competitivos y ganar. Hace años, el nivel táctico de los equipos era más bajo que el actual. Esto hacía que el entrenador fuese, principalmente, un alineador y un motivador que también daba algunas pautas tácticas en la pizarra. Con lo cual, el rendimiento y la inspiración de los jugadores eran lo más importante.
Desde entonces, el fútbol ha evolucionado mucho y, en la actualidad, el entrenador debe construir el modelo táctico en sus entrenamientos. La mayoría de los entrenadores de élite tienen una alta formación y conocimientos. Es cierto que la calidad y el talento de los jugadores siguen marcando muchas diferencias, pero la organización táctica cada vez más compleja de los equipos hace que el fútbol evolucione más y más rápidamente y que los entrenadores deban hacerlo a la par. Hoy en día, los conjuntos son más importantes que las individualidades. Por más que un equipo disponga de mucho talento individual, si no es capaz de encauzarlo para el beneficio grupal, será un equipo mediocre. Y ahí es donde la figura del entrenador pasa a un primer plano.
EJEMPLOS DE LA IMPORTANCIA DE UN ENTRENADOR EN EL ÉXITO O FRACASO DE SU EQUIPO
En función de las aptitudes de cada entrenador, un mismo equipo con una misma plantilla podría tener un rendimiento radicalmente distinto. Imaginemos, por ejemplo, qué hubiese ocurrido con el FC Barcelona en 2008 si, en lugar de elegir a Pep Guardiola como entrenador, hubiesen escogido a José Mourinho, que era la otra opción de la dirección deportiva. ¿Alguien piensa que las cosas podrían haber sido iguales o similares? Es posible que también hubiesen ganado títulos, pero la forma y el estilo de hacerlo no hubiesen tenido nada que ver con todo lo que sucedió con Guardiola al mando. Pero voy incluso más allá: al llegar al Barcelona, el técnico de Santpedor prescindió de dos estrellas como Deco o Ronaldinho, por lo que su plantilla, en teoría, era de menos calidad. Sin embargo, mejoró el juego, los resultados y ganó más títulos que su antecesor, Rijkaard.
Lo mismo podríamos decir con Luis Aragonés en la Selección Española. Hasta su llegada, habían sido muchas las buenas generaciones de futbolistas españoles que no habían conseguido destacar como selección a nivel internacional. Puede que, con otro entrenador, España no hubiese dado el salto de calidad con el cambio de estilo de juego, ni hubiese aprovechado la brillante generación de futbolistas que Luis supo identificar y consagrar en la Euro 2008. En esta misma línea, ¿hubiese sido lo mismo el Milan sin Sacchi? ¿O el Barça sin Cruyff? ¿O el Atlético sin Simeone? ¿O el Sevilla sin Emery? ¿O el Manchester United sin Ferguson? Definitivamente no.
LA REALIDAD
Así pues, “el fútbol es de los futbolistas” (sin duda) pero también de los entrenadores que moldean equipos para maximizar el potencial y el rendimiento de esos jugadores. No todos los entrenadores son capaces de conseguirlo, pero los hay que sí tienen esa capacidad y son aquellos que cambian las cosas. En cuanto a que “los jugadores pueden ganar por sí solos”, sea quien sea quien entrene, es algo que creo que ya ha quedado suficientemente refutado con todo lo comentado anteriormente. El talento, per se, sin una persona o cuerpo técnico que lo organice y moldee y sin una intencionalidad colectiva adecuada, puede obtener buenos resultados hasta cierto punto, pero acabará cayendo en la anarquía y el individualismo tarde o temprano.
El entrenador no gana los partidos directamente, pero genera una organización y unos contextos que posibilitan estar más cerca o más lejos del triunfo. No menospreciemos la importancia de su cometido, pues es quien marca un rumbo y unas directrices de trabajo y de juego al grupo y quien tiene la responsabilidad de hacerlo creer, jugar y mejorar, tanto a nivel individual como colectivo. La elección de un determinado entrenador condiciona todo el funcionamiento deportivo y el rendimiento inmediato y posterior del equipo.
Es por ello que debemos empezar a valorar la influencia real del entrenador y aparcar de una vez los topicazos de que “entrenar es fácil”, que “cualquiera puede hacerlo” o que “un determinado equipo gana solo por los jugadores que tiene”. Los entrenadores no ganan o pierden solo por los jugadores con los que cuentan. Dependen tanto del talento de estos, como de su propio talento como directores de orquesta. Y en la óptima mezcla de estos ingredientes está la clave del éxito de un equipo.
“Un club debe vivir alrededor y a partir de las ideas del entrenador. La organización está supeditada a las ideas del entrenador” (José Mourinho)
“En un club de fútbol, el entrenador es el más importante de la institución. ¿Por qué digo eso? Porque las autoridades de la institución moderan el poder que le otorgan al entrenador, y tienen ese error. Pero el que tramita lo más importante que tiene un club de fútbol, que es el desarrollo del equipo, es el entrenador” (Marcelo Bielsa)